Una hermosa mujer sale del banio envuelta en una toalla y le dice a
su marido
que ya puede usar la ducha.
Cuando el entra en ella, suena el timbre de la puerta. La mujer abre
apenas la
puerta y, al ver a su vecino, le pregunta que desea y este queda boquiabierto
por la belleza de la mujer medio desnuda y alcanza a musitar que le
ofrece
quinientos pesos si deja caer la toalla hasta la cintura. La mujer
piensa que no
hay nada pecaminoso en mostrarse y toma los quinientos pesos.
Pedro, que es el vecino, saca otros quinientos pesos y se los ofrece
si deja
caer la toalla completamente.
Ella ni lo piensa y agarra los cinco billetes al tiempo que deja caer
la toalla.
Pedro la contempla un momento y muy alterado la acaricia unos minutos,
le da las
gracias y se va, no sin antes volver a manosearla un poco mas. Cuando
ha entrado
sale su marido del banio y le pregunta quien era el que llamo a la
puerta.
- Era Pedro, el vecino.
- Que cumplidor, ya me trajo los mil pesos que me debe ?.